La historia de Brandon: de las dolorosas várices al alivio y la confianza

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Conozca a Brandon

Brandon vive en San Antonio y ha pasado gran parte de su vida en las alturas. Después de servir 20 años como piloto en la Fuerza Aérea estadounidense, ahora vuela aviones de transporte médico y de negocios. A pesar de su profesión que requiere mantener la postura bajo presión, había un problema que lo molestaba desde hacía varios años: sus várices.

“Probablemente tenía várices de aparición temprana”, dijo Brandon. “Me salieron a los veintitantos, y fueron empeorando durante los 15 años siguientes”.

El punto de inflexión

Mientras estaba en la base aérea de Laughlin, en Del Rio, Texas, Brandon empezó a notar un intenso abultamiento en las venas de las piernas. “Parecían como tumores bajo mi piel”, dijo. “Después empecé a sentir dolores agudos y punzantes, como si algo me estuviera atravesando las venas. Fue entonces cuando pensé que tenía que tomármelo en serio”. Las várices le vienen de familia y su padre las padece, pero Brandon desarrolló los síntomas mucho antes. Las largas misiones en altitud, que a veces duraban 24 horas, probablemente empeoraron las cosas.

Encontrar la clínica adecuada

Cuando su médico de cabecera lo remitió a un especialista en las venas local, Brandon decidió buscar una clínica con una reputación sólida. Su novia buscó en internet y encontró Medical Vein Clinic™. “Como se llamaba Medical Vein Clinic™ y era bastante conocida, pensé que probablemente sería el lugar perfecto para mí”. Brandon visitó por primera vez Medical Vein Clinic™ en Stone Oak y quedó inmediatamente impresionado. “Ambas instalaciones son hermosas y de vanguardia: limpias, modernas y profesionales. Eso me dio tranquilidad desde el principio”. Por comodidad, completó sus tratamientos en la clínica Alamo Ranch, la cual estaba más cerca de su casa.

Tratamiento y experiencia

La ecografía reveló que, si bien la pierna izquierda de Brandon tenía las várices más visibles, su pierna derecha tenía venas problemáticas más profundas. El equipo médico le recomendó la ablación por radiofrecuencia (ARF) y Varithena™ para tratar ambas piernas. “La verdad, estaba nervioso”, dijo Brandon. “Me tomé mucho tiempo para pensarlo. Me preocupaban el dolor y los efectos secundarios. Sin embargo, el personal fue tan abierto y sincero que me tranquilizó”. En junio de 2025, Brandon se sometió a seis días consecutivos de tratamiento. “Estaba muy preocupado por el dolor, porque no tengo un umbral de dolor muy alto, pero no me dolió en absoluto. Solo tuve pequeñas molestias, y el personal hizo un trabajo increíble para mantenerme cómodo.”

La vida después del tratamiento

Hoy, las piernas de Brandon tienen mejor aspecto y se sienten mucho mejor. “Ni en mis mejores sueños pensé que podrían disminuir el tamaño de esas venas, pero lo lograron. Estoy muy agradecido de haberlo hecho”. El dolor ha desaparecido, las venas ya no están abultadas y disfruta la vida de nuevo sin molestias ni preocupaciones. Su novia, quien lo apoyó en todo momento, quedó igualmente impresionada con los resultados. “Me ha apoyado mucho”, afirmó Brandon. “Ella fue quien me animó a hacerlo, y me alegro mucho de haberle hecho caso”.

“Estaba nervioso, pero no me dolió en absoluto, y los resultados son increíbles. Siento las piernas de maravilla, y estoy muy contento de haber tomado la decisión de dar este paso”.

La moraleja de Brandon

La historia de Brandon muestra cómo los tratamientos modernos como la ARF y Varithena™ pueden cambiar vidas sin cirugía mayor ni tiempo de inactividad. Con el equipo y la tecnología adecuados, incluso las várices de larga evolución pueden tratarse con seguridad y comodidad.

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